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Epifanio Pérez: uno de los grandes

El béisbol del Pomares de los 80 y 90 fue uno de los mejores organizados en la historia del béisbol de Nicaragua. Pero sobre todo, los equipos crecieron en fanaticada, cada quien en su departamento, pero el béisbol fue un fenómeno que avanzó a pasos agigantados a nivel nacional.

La radio era ese pequeño mundo que transmitía, a veces de manera hiperbólica, lo que sucedía en los terrenos de juego. Y así fueron creciendo mitos que inspiraron a muchos jóvenes a dedicarse al béisbol en los años venideros.

León no fue la excepción cuando se refiere a la fanaticada creciente que se experimentó en los 80 y 90. El equipo respondió con campeonatos bajo la sapiencia de Noel Areas. Pero también, gracias al material humano de gente humilde que poco a poco fue convirtiéndose en leyenda.

Por su puesto, el bateo de los Leones siempre fue un punto fuerte para construir equipos ganadores. Panal Delgado, Julio Medina, Arnoldo Muñoz, Ricardo Gamboa, Henry Roa, entre otros tantos, fueron fieros cañoneros que además de tacto, siempre tuvieron el poder suficiente para rebasar las larguísimas bardas del Héroes y Mártirez de Septiembre.

Pero el pitcheo fue también terreno fértil para el béisbol de León. Entre tantas figuras que vale la pena recordar (quizás casi todos bajo la sombra de Julio Moya), emerge la de un hombre rostro tosco, pero de convicción certera: Epifanio Pérez.

Según la documentación con la que se cuenta, Epifanio nación el 5 de octubre de 1995. Un lanzador diestro que lanzó en la década de los 80 e inicios de los 90.

Debutó con León en el Pomares en 1986. En el año de su debut consiguió balance de 12-2, con 1.78 de efectividad. Ya desde su temporada como «rookie» mostró lo que su brazo era capaz de hacer, deshacerse con sus lanzamientos rápidos y envenenados de los bateadores, para establecerse poco a poco como líder del staff de los metropolitanos. Al año siguiente con balance de 14-6 y efectividad de 1.09 certificó que era uno de los brazos más consistentes del béisbol nicaragüense. Y así lo siguió siendo durante casi una década.

En 1987 debutó con la Selección Nacional, alternando aperturas con relevos, y consiguiendo un 1.80 de efectividad.

Dos no hitters (ambos contra el Bóer)

Epifanio mostraba su dominio de forma consistente. Pero si algo lo inspiraba era lanzar contra el Bóer. Los Indios sufrieron lo mejor del repertorio de Pérez, incluso dos veces fueron víctimas de partidos sin hit ni carrera del pítcher melenudo.

El más ganador en una temporada

Una marca de 1977 se había establecido en el béisbol criollo. Era la marca de más ganados en una temporada. Sergio Lacayo, lanzador granadino, consiguó 22 triunfos en ese año. Epifanio Pérez logró 23 triunfos en 1990, superando a Lacayo e imponiendo una marca que costará ver superada en el futuro.

El sexto más ganador en el béisbol local

Epifanio Pérez es el sexto lanzador más ganador en el béisbol nica. Acumuló 133 victorias en la primera división de Nicaragua. Solamente por detrás de Asdrudes Flores, Julio Espinoza, Martín Bojorge, Barney Baltodano y Joaquín Avendaño. Algunos de ellos con mucho más tiempo en la carrera que el leonés.

No solo en ganados ostenta récords Epifanio. También es el líder en todos los tiempos en blanqueadas, con 39 y también en juegos completos con 143. Un auténtico brazo confiable, de esos que ya no se generan en la pelota nacional.

Epifanio es también el único lanzador que haga ganado 20 o más juegos en más de una temporada.

Con la Selección Nacional Epifanio Pérez consiguió balance de 9-6, con 27 participaciones. Con efectividad de por vida de 2.96 en el combinado nacional.

Todo esto contra el bate de aluminio

Si estas estadísticas nos parecen poco, tenemos que recordar que lo conseguido por Epifanio era cuando el béisbol de Nicaragua se jugaba con bate de aluminio y los bateadores contaban con esa innegable ventaja.

¿Qué se sabe de Epifanio Pérez?

Lo último que se sabe de Epifanio es que residía en Guatemala, donde trabajaba en la construcción.

En una entrevista en el 2003, a Gerald Hernández de La Prensa, Epifanio le contestó que no tenía planes de volver a Nicaragua. «Por el momento no, porque allá la vida esta muy dura. Aquí hay trabajo, no gano un gran salario, pero tengo lo suficiente para vivir bien».

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