Nubes de polvo por los cuatro puntos cardinales
León hoy amaneció con nubes de polvo por los cuatro puntos cardinales. Los fuertes vientos que año con año incrementan su velocidad en febrero este año han causado más estragos. Son muchos los factores que han hecho que los vientos sean tan perjudiciales este año, pero el factor común es el abuso del recurso suelo por parte de la industria agraria en occidente, en especial la caña de azúcar y el maní.
Los campos de cultivo alrededor de León y Chinandega (los dos departamentos más afectados) quedan completamente raspados al final de cada fase de cosecha. En el caso de la caña, los ingenios fomentan la práctica de la quema de los cañaverales, reduciendo a cenizas los campos que antes tenían la protección de la caña.
En el caso del maní las maquinarias arrancan la planta del paní, cuyas vainas subterráneas es el producto final para el producto, que tras recuperarlas dejan un suelo devastado, a la intemperie y expuesto completamente a la erosión por el viento. En los últimos años, los maniceros, además de aprovechar el producto final, también convierten los rastrojos en pacas, una práctica que convierte el suelo prácticamente en un ecosistema desértico.
A pesar de que hay leyes que regulan los niveles de micropartículas que pueden emitir al aire los terrenos dedicados a este tipo de agricultura intensiva, la realidad es que esa regulación no se aplica.
Los maniceros, a través de ADAL (la principal organización que aglomera a estos productores) han señalado a los cortadores de leña como los culpables de cortar las cortinas rompevientos. Sin embargo, cabe señalar que ninguna cortina rompeviento será efectiva si el suelo queda como si hubiese caído en el terreno una bomba nuclear.
Los agricultores dedicados a la siembra y cosecha de maní deben, por el bien de la población, empezar a integrar prácticas agrícolas que protejan de mejor manera los suelos. La explotación irracional del recurso suelo sin medir las consecuencias tarde o temprano causará un rechazo tan generalizado que después será tarde para remediarlo.